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COMIENZO

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ORIGIN

La noche helada. Afuera hacía -40 grados centígrados. Los perros aullaban fuera de la ventana, la luz de la luna iluminaba la tierra de la desesperación y no había ni un atisbo de esperanza de un futuro mejor.

Y así sucedió. Nadie lo quería, pero el mal emergió de las profundidades de una caverna manchada de sangre, dispuesto a provocar su muerte lenta. Los gritos de dolor y agonía resonaron por la habitación, inundada de una luz antinatural. Las personas con túnicas blancas se desgarraron el abdomen con una navaja oxidada y se horrorizaron ante lo que vieron. 4,7 kilogramos de puro odio, tristeza y pena profanaron el mundo con su presencia... Sí, todo el mundo lo había entendido todo hace mucho tiempo.

No creo que el lugar donde nací me haya aportado mucho, pero al haberme empapado de los paisajes fríos y deprimentes, canalicé todo este dolor y odio en música, creando melodías brillantes, envueltas en un halo de melancolía, pero con un destello de esperanza.

Dejando a un lado todo el patetismo y el drama, adoro las melodías pegadizas en cualquier género musical: desde el heavy metal y el death melódico hasta la música electrónica y el pop de los años 90 y 2000. Creo que ya he superado esa época en la que el metal debía ser malo por el bien del mal, todo debía estar en equilibrio y algo atonal no me atrae. Por eso, la combinación de riffs, armonías sabrosas y temas pesados ​​en las letras es lo que me encanta en este momento de mi vida.

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